DE LO POSIBLE A LO DESEABLE, ALEGORÍA CROMÁTICA DE UN FUTURO MEJOR.
Durante estos meses dedicados al desarrollo de los conceptos que vertebran mi propuesta para la edición LOVISUAL 2021 Paisaje Urbano, lo Natural de la Región, he focalizado la mirada de manera pormenorizada y minuciosa hacia el “medio ambiente construido”, definido por la relación existente entre el entorno modificado por el ser humano para su uso y disfrute, y el entorno natural introducido, ya sea tanto en modo reglado en parques y jardines, como de forma espontánea en áreas y resquicios de toda índole.
Este entorno natural “domesticado” en función de criterios de diseño urbanísticos y paisajísticos, integrado por el reino vegetal, es considerado a nivel comunal como puro ornamento. Pero la realidad es siempre mucho más compleja. Este entorno vivo constituye, no solo el soporte y sustento del resto de seres que habitan la urbe, sino también un activo fundamental para nuestro bienestar psicológico, social y cultural, posibilitando la supervivencia y el confort de su población en momentos clave de su historia. Recordemos, por ejemplo, el deleite que experimentamos observando desde nuestras ventanas la floración de los árboles y el canto de los pájaros durante la primera primavera de pandemia, o incluso la subsistencia alimentaria durante el Sitio de Logroño, acontecimiento del que se cumplen 500 años.
El experimento que conforma la intervención DE LO POSIBLE A LO DESEABLE, Alegoría cromática de un futuro mejor, pretende hacer palpable el resumen del ecosistema urbano que nuestro desarrollo humano posibilita y, al mismo tiempo, cuestionar si existe una relación directa entre las decisiones de formalización de la ciudad a través de sus estilos, materiales y detalles constructivos, y el mundo vegetal que vive en ellos.
Con el fin de ser absolutamente fiel a la realidad, recorrí todas estas áreas con mi laboratorio/taller ambulante, realizando un inventario en 63 puntos de la ciudad, tanto de sus pavimentaciones como de las especies vegetales que pueblan dichos suelos, utilizando alginato para la realización de moldes de alta calidad y máximo detalle, escayola para la obtención de un volumen positivo resistente y, por último, pigmentos para diferenciar el carácter de los lugares seleccionados. Dedicando el color rosa para los espacios urbanos reglados como calles, plazas y parques, y azul para los espacios silvestres en la periferia de lo construido, como descampados, huertos, arroyos o el mismísimo Río Ebro, siendo la intensidad de tono la manera de reflejar el aumento de biodiversidad del área. Al acabar la investigación empírica, había recorrido , obteniendo 126 registros en formato de bajorrelieves multicolores constituyendo una la alegoría cromática de un futuro posible en rosa y un futuro deseable en azul.